LA
ESCUELA ELEÁTICA
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Esta escuela presocrática
sostiene que solamente existe el SER y el devenir es ilusorio. Insurge contra
la concepción de los que consideran a la realidad del ser como medio para
explicar la realidad del devenir. El movimiento, el cambio y el devenir, además
de ser ilusorios, no existen, pues el SER es uno e invariable o inmutable,
todas sus transformaciones y diferencias que se perciben son puramente
ilusorias. El SER, para los eleáticos, es inmutable, ilimitado, infinito y
único. Todo lo contrario es pura apariencia. No hay ni puede haber realidad
sino en Dios, que es el Ser Supremo, Ser primero, Ser Uno y Todo.
Orientaron sus
especulaciones hacia el campo de la Lógica y de la Metafísica, cayendo en el
campo del idealismo exagerado.
Sus representantes son
Jenófanes, Parménides, Zenón y Meliso.
JENÓFANES
DE COLOFÓN
Es el fundador de la
escuela eleática. Poeta lírico, satírico y filósofo. Fue desterrado por atacar
a la mitología y vivió por tal motivo como un rapsoda.
Dentro de su concepción
panteísta, se encuentra un solo Dios omnipresente, que no posee movimiento, un
Dios que “lo ve, lo oye y lo piensa todo”. Severo crítico del antropomorfismo
que libró duras polémicas con los politeístas de su época, decía que “hay un
Dios inconfundible entre los dioses y los hombres; ni por el aspecto es
semejante a los hombres, ni por el pensamiento”. “El UNO es todo, es DIOS; por
ende, todopoderoso y no engendrado, porque sería menester que lo que nace,
fuese producido por un principio semejante o desemejante”. Negaba que pudiera
conocerse a los dioses y que el único Dios que él reconocía “no era como los
mortales ni en forma ni en pensamiento”.
PARMÉNIDES
DE ELEA
Sostiene que el SER es
inmóvil e inmutable, pues si cambiara se convertiría en NO SER, pero el no ser,
NO ES; el devenir significaría una dualidad en el ente, pero el ENTE ES UNO. Parménides
coloca el SER en contra del DEVENIR: “No existe el devenir, el perecer; sólo lo
inmutable es real. El cambio, es ilusión de los sentidos; la razón, la única
fuente de la realidad; ser es igual a pensar”
De tal manera que el SER
según el filósofo es inmutable, es único (fuera del Ser sólo existe el No Ser,
pero el No-ser se había dicho No es, el Ser deja, entonces, de SER).
Para Parménides lo mismo
es PENSAR y SER: “Es necesario decir y pensar que el ser es. Pues es el ser y
la nada no es, eso yo te exhorto a pensar”. “Es lo mismo pensar y lo que causa
el pensamiento. Pues sin el ser, en el cual se haya expresado, no hallarás el
pensar. Pues ninguna otra cosa hay ni habrá fuera del ser, puesto que la MOIRA
lo condenó a ser total e inmóvil. En él están todos los nombres que los humanos
le pusieron, convencidos de que eran verdaderos, nacer, perecer, ser y no ser,
cambio de lugar y alternancia del color brillante”.
Explica que el SER es el
TODO, que existe, que es inengendrado (que no nació), que es inmortal (que no
morirá jamás), que es uno (el único), que es inmóvil, que es esférico, que es
limitado, que es idéntico a sí mismo, sin partes en él y perfecto en su
acabamiento, que es indestructible y eterno.
ZENÓN
DE ELEA
Es el primero que
introduce la forma dialogada, de ahí que se le considera como “el dialéctico”.
Para Zenón el SER es no
contradictorio, y si lo es, se trata de un ser imaginario (aparente). Las
paradojas de Zenón se reducen a demostrar que lógicamente es imposible concebir
la multiplicidad de las cosas y que admitir el movimiento conduce a una
contradicción.
AQUILES
Y LA TORTUGA
En su paradoja más
conocida “Aquiles y la Tortuga”, Zenón sostuvo que el móvil más lento no será
nunca alcanzado por el móvil más rápido, porque primero sería menester que el
perseguidor llegue al punto de donde ha partido el que huye, por lo cual es
preciso siempre que quede un poco de ventaja al más lento”.
Supongamos, AQUILES, el más
veloz de los corredores de Grecia según dice Homero, hace una carrera con una
tortuga, el más lento de los animales. Si la tortuga tiene una ventaja inicial
en la salida, por pequeña que sea, Aquiles jamás llegará a sobrepasarla por
mucho que se acerque a ella. Si la distancia inicial concedida de ventaja a la
tortuga es de un metro, cuando Aquiles haya recorrido este metro la tortuga ya
habrá recorrido otro espacio, supongamos de un centímetro. Cuando Aquiles haya
recorrido este centímetro, la tortuga habrá recorrido otro espacio, por pequeño
que sea, supongamos de un milímetro. El proceso sigue interminable con el
resultado de que Aquiles está cada vez más cerca de la tortuga sin que jamás
pueda sobrepasarla.