Artículos periodísticos y de investigación

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14 de abril de 2020

VALORES ÉTICOS DEL PERIODISTA PARA UNA SOCIEDAD MEJOR INFORMADA


VALORES ÉTICOS DEL PERIODISTA PARA UNA SOCIEDAD MEJOR INFORMADA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


     Los valores éticos que el periodista debe cultivar son aquellos principios que determinan su conducta moral y que necesariamente deben ser realizados en el cumplimiento de sus funciones para lograr una sociedad mejor informada y una opinión pública positiva y edificante.
     Entre los valores éticos del periodista se consideran: amor al saber, a la verdad, al público y al bien común; cooperación; coraje intelectual, espíritu de justicia, honestidad, humildad, imparcialidad e independencia de criterio, lealtad, libertad, respeto, responsabilidad social, jurídica y ética, solidaridad y veracidad.

AMOR
Sólo el amor puede satisfacer la gran generosidad y entrega hacia el público que exige el ejercicio del periodismo. Si el periodista profesional no ama al saber, a la verdad,  al público y al bien común, si no llega a comprender sus sentimientos, intereses, motivaciones, conducta y aspiraciones muy poco podrá hacer y contribuir con la sociedad y sus semejantes.
 El amor es el camino de la eficacia y efectividad, de la comprensión y confianza, de la credibilidad, del respeto mutuo, de la buena imagen que se mantiene en pie.

COOPERACIÓN
El periodista es un profesional con amplio y desinteresado espíritu de cooperación, de bien social, y como tal ayuda  a sus colegas a realizar con eficiencia y eficacia la producción y edición de una publicación. Asimismo coopera en la formación exacta de la opinión pública a través de los medios de comunicación de masas.

CORAJE INTELECTUAL
El periodista  con coraje intelectual está comprometido a difundir y defender la verdad y a criticar el error suyo y el de los demás. No teme descubrir sus defectos o vicios, no teme percatarse de ellos y asumir el reto de superarlos.
Si tiene ideales que sostener, ciertamente necesitará valor para mantenerlos. Si se propone alcanzar una meta digna y justa necesitará valor para no desviarse de ella.
Obteniendo el dominio de sí mismo y de su trabajo, logrará también el dominio del temor y adquirirá valor. Alguien había dicho que el mérito es padre del valor.
La palabra valor, en su significado original, nada tiene que ver con el valor exclusivamente físico. El valor es eso, una oculta y poderosa fuerza que impulsa a los periodistas emprendedores, para la cual, se puede entregar el corazón. Si se consulta el diccionario inglés, "courage" deriva de la corta palabra latina cor, que significa "corazón". Incidentalmente la misma palabra (cor) es la raíz de la palabra inglesa (coridla) que significa su procedencia del corazón.
 Entonces, el verdadero valor emana del corazón, y sabemos que este órgano es el más sensible y vital de nuestro sistema y es el que nos incita a concluir con buena disposición y con amor lo que debemos hacer. El valor es aquella actitud que asumimos hacia el deber y que contrarresta el temor que nos impide intentar la empresa o proyecto.
 ¿Qué es lo que le exige al buen periodista decir la verdad sin tapujos, cuando podría ganarse una buena comisión en su negocio, con sólo decir unas cuantas mentiras cada día? Es el valor que le llama la atención y le impulsa permanentemente a hacer las cosas bien y rectas.
 El periodista premunido de valor será capaz de discutir con razonamiento, cuando la opinión general está en contra; votar afirmativamente cuando la mayoría de su gremio, asociación, federación o colegio vota negativamente; erguirse en la tribuna y hablar y sus palabras las tomará en cuenta la mayoría porque se convencerá finalmente de que él tiene la razón.
 El valor le ayudará a decir, de manera sincera y responsable: "No se culpe a nadie por este error, porque la culpa es toda mía". Le hará decir  con franqueza "Yo he cometido una injusticia, y lo siento sinceramente".
 En cierta ocasión se le pidió un favor injusto a Pericles y él se excusó,  contestando: "Soy únicamente amigo hasta el altar"; es decir, su valor y lealtad llegaban nada más a los límites de su sentido del honor y la justicia.
No le faltó razón a Cervantes cuando llegó a decir: "El que pierde bienes, pierde mucho; el que pierde un amigo, pierde más; pero el que pierde el Valor lo pierde todo".
El periodista que aún no ha consolidado su coraje intelectual, su espíritu valeroso, decid con el poeta desconocido:
     Déjame que yo viva, Poderoso Maestro,
     Vida tal, que los hombres tengan que conocerla;
     Pruebe yo las victorias y también los desastres,
     Pero siempre gozoso, sin lamento ninguno.
     Dame que yo recorra la escala de la vida,
     Concédeme que luche, y que ame, y que ría
     Y cuando ya me encuentre debajo de la grama,
     Sea este el epitafio que corone mi tumba:
     "Aquí descansa un hombre que no dejó escapar
     Las oportunidades en un mundo atareado;
     Dio batalla a la suerte, batió a las circunstancias;
     Luchó, fue derribado, se puso en pie de nuevo;
     Si venció algunas veces, no divulgó el alarde;
     Si perdió algunas veces, no se entregó a lamentos.
     Soportando los golpes, marchó siempre adelante;
     Y jamás se agotaron su fe y su valentía".

ESPÍRITU DE JUSTICIA
«Dar a cada uno lo que le corresponde o lo suyo» eso es justicia. Y el periodista debe decir a su público lo correcto, lo veraz, lo bueno y lo justo, en el entendido de que la justicia es el criterio para juzgar el orden social, el valor de la vida y de los derechos humanos. Toda violación del orden moral es una injusticia. Así el periodista que mata, roba, difama, calumnia, injuria, etc., viola el derecho que los demás tienen a la vida, a la propiedad, al buen nombre y a la verdad.
 El profesional de la información es el portavoz del espíritu de justicia que yace en el pueblo. Dedica su pensamiento y su pluma a la defensa de los derechos del pueblo a la buena armonía de la vida social. Es el promotor y defensor de la justicia conmutativa, de la justicia distributiva y de la justicia legal. Cuando inicia juicio de acusación pública contra alguien le da oportunidad para explicar su conducta y defenderse. A las personas, autoridades o funcionarios acusados por supuestos delitos jamás los presenta como culpables antes del dictamen judicial. El acusado es tenido como inocente hasta tanto no haya sido considerado culpable por el tribunal competente en la administración de justicia.

HONESTIDAD
El periodista honesto es el profesional que utiliza sólo medios honestos y lícitos para obtener noticias, declaraciones, fotografías y documentos. En el ejercicio de la profesión no busca ni espera ventajas personales, no apoya a los intereses privados que son contrarios al interés público. Jamás acusa sin pruebas. No acepta para sí, ni en nombre de terceros, comisiones o encargos incompatibles con la integridad y la dignidad de la profesión. No falsifica los documentos ni suprime las informaciones esenciales. Condena los delitos de prensa.
 El periodista honesto sólo acepta tareas que no lesionen su integridad profesional. No acepta consignas de los anunciantes. Investiga y difunde los hechos, sin prejuicios y sin intención maliciosa. Se abstiene de trabajar en contra de sus convicciones o de revelar sus fuentes de información. No promueve intereses particulares contrarios al bien común. No se deja influir por motivaciones extrañas. Valoriza, honra y dignifica el periodismo como profesión.
El periodista honesto no se deja sobornar bajo ningún aspecto con: dinero, favores, donaciones, beneficios, dádivas, ventajas, becas de estudio, viajes, privilegios, etc. No acepta retribuciones ni beneficios a cambio de un artículo más que del medio de comunicación para el cual trabaja. Se abstiene de toda publicidad comercial en sus artículos. No acepta publicar anuncios que sean deshonestos, falsos o que conduzcan a error.

HUMILDAD
El filósofo uruguayo Luka Brajnovic manifiesta al respecto lo siguiente: «En periodismo, como en la vida, la humildad no sólo es una virtud, es también una guía segura para reconocer los propios errores, para practicar la tolerancia, para saber escuchar y oír a los demás, para vivir con sinceridad la convivencia social. La soberbia puede ser brillante y la humildad opaca, pero la primera refleja infaliblemente la injusticia y la otra la comprensión".

IMPARCIALIDAD E INDEPENDENCIA DE CRITERIO
El periodista procura ser en todo orden de cosas imparcial; imparcial en lo que dice y escribe, en sus juicios de valor, en sus comentarios y análisis críticos.
En virtud del valor ético de la imparcialidad el periodista realiza su trabajo, efectúa sus informes noticiosos exentos de opiniones con intereses subalternos.
El periodista evita el indecoro así como el conflicto de intereses subalternos. Ejerce su vocación periodística con imparcialidad, sin prejuicios o favoritismos hacia nadie. Mantiene su independencia de criterio con independencia política e independencia económica frente a grupos de poder, grupos de presión y el Estado.

LEALTAD
La lealtad sin dobleces, es una cualidad que inspira al periodista cuando hace causa común con otras personas, a cumplir digna-mente los compromisos contraídos.
Cada evento nuevo en la vida le reta a ser sincero y leal de todo corazón, acto o pensamiento. Esto lo lleva a vivir y a trabajar con la convicción de que las personas con quienes se relaciona son dignas de confianza.
Por la lealtad con su centro laboral,  con sus colegas y con los intereses de la colectividad todos le extenderán la mano en los momentos más difíciles de su existencia y le tendrán confianza tanto en lo que hace, como en su modo de vivir.

LIBERTAD
El profesional de la información defiende y promueve la libertad de la información, del comentario y de la crítica. Aboga por la libertad de acceso a todas las fuentes de información y para publicar noticias y comentarios sin trabas ni limitaciones. Practica, defiende y promueve la libertad de conciencia y de pensamiento, la libertad de opinión y de expresión, la libertad de prensa, la libertad de reunión y asociación, la libertad de elección de trabajo y remuneración justa, la libertad para determinar la vocación y actividad que crea pertinente; defiende todas estas libertades como un derecho del pueblo para alcanzar niveles de justicia, de bienestar y de felicidad. Las defiende contra ataques e intrusiones que provengan del sector público o privado.

RESPETO
Todo buen periodista practica, promueve y defiende el respeto a la vida privada de las personas e instituciones de la comunidad donde vive y trabaja. Respeta los valores nacionales, universales y la diversidad de culturas. Respeta  la propiedad intelectual y  la propiedad privada, la institucionalidad democrática, los usos, tradiciones, costumbres, formas de vida de los pueblos y los poderes del Estado. 
Es propio del periodista: promover y defender el derecho de los pueblos a escoger libremente y desarrollar sus sistemas político, social, económico o cultural.; practicar el respeto a la información con veracidad. y a las fuentes informativas obtenidas confidencialmente.
En sus escritos el periodista guarda respeto a las instituciones sociales: Familia, Iglesia, Estado, etc. y asimismo a las  convicciones políticas, religiosas o filosóficas del público al que se dirige.
Pero al mismo tiempo el periodista reclama a la empresa donde labora y a la colectividad el respeto a sus ideas y creencias.

RESPONSABILIDAD SOCIAL, JURÍDICA Y ÉTICA
El buen periodista acepta la responsabilidad de sus escritos, textos, informaciones, comentarios y las rectifica de comprobarse su falsedad. No evita su responsabilidad descargándola en sus demás colegas de trabajo o en otras personas. Publica el material informativo que conoce su origen. Actúa de acuerdo al dictado de su propia conciencia. Asume la responsabilidad de todo cuanto piensa, dice, difunde o hace. No publica informaciones sobre crímenes y suicidios sin haber descubierto primero si existe razones para ello.
El periodista sabe dar a la persona denunciada la oportunidad de hacer una declaración. Asume la responsabilidad moral y legal de su forma de tratar la información, esto implica que debe evitar la deformación o manipulación de las noticias con fines subalternos o al servicio de intereses de grupos de presión o grupos de poder. No permite el abuso de la libertad de palabra y de imprenta para falsas denuncias y amenazas morales.
Para el periodista, el ser responsable quiere decir que de sus acciones negativas y positivas e incluso de sus abstenciones, deberá responder ante su público, ante la ley, ante la sociedad y ante la historia, aceptando las consecuencias en todo caso. Adquiere con ello personalidad propia, todos sus actos portan entonces un sello inconfundible. Hay responsabilidad con acatamiento de decisiones y con voluntad de ser responsable de sus actos.
Cuando un acto ha sido ejecutado pensamos que su autor es responsable y debe darse cuenta de su conducta. Si su conducta fue ajustado a las normas éticas, sentirá satisfacción, alegría, complacencia; en caso contrario  experimentará la conciencia de la culpa, conciencia que surge como producto de la violación moral y como consecuencia de ello se da la necesidad de sufrir el castigo o la sanción, entonces el periodista siente decaimiento físico, sufre, se desespera, por decir lo menos.
 Y es precisamente que la responsabilidad moral o responsabilidad interna es la obligación que tiene el periodista de responder de sus actos ante su propia conciencia en forma personal. La responsabilidad varía en función al grado de conocimiento y libertad moral, la premeditación, la plena posición de sí mismo, la intensidad de la malicia que aumenta o agrava la responsabilidad.
 Pero hay otro tipo de responsabilidad, es la responsabilidad jurídica o legal. Es la obligación que tiene el periodista de comparecer ante los tribunales de justicia para responder por los posibles delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, a fin de reparar la violación del orden conforme lo dispone la ley.
 Finalmente, existe la denominada responsabilidad social. Para el periodista este tipo de responsabilidad significa la obligación que tiene de comparecer al tribunal de la opinión pública, la que falla sobre un número de sus actos exteriores que son producto de la función profesional y es la opinión pública el que da su veredicto, de lo que resulta en todo caso: admiración, estima, desprecio, indiferencia o indignación.

SOLIDARIDAD
El  periodista solidario no solicita el puesto de un colega si éste aún no ha pensado ni desea abandonarlo ni provoca la expulsión de su puesto de trabajo ofreciéndose a trabajar con menores exigencias. No atribuye a otro colega lo contrario de lo que él dijo o escribió. Es consciente de sus deberes para con sus compañeros de profesión.
El periodista expresa su solidaridad a los colegas que están perseguidos por defender su trabajo, su profesión y su vida. Se dice que hay solidaridad periodística cuando la dicha de uno hace felices a todos y su tristeza pone triste a sus demás colegas. El problema de un periodista, si se practica la solidaridad, debe ser entendida como el problema de todos los periodistas.

VERACIDAD
El periodista como cualquier otro profesional en su compromiso con la sociedad, tiene el deber y el derecho de expresarse libremente,  de saber, de conocer las cosas y los hechos del acontecer diario, de informarse bien e informar de manera veraz al público, como portador del derecho a la verdad. Jamás deforma la verdad por omisión, por error o por falso énfasis Verifica sus informaciones antes de utilizarlas.
El  periodista tiene un compromiso histórico  con la verdad, con la sociedad, preferentemente con su público de decirle la verdad por sobre todas las cosas, sin temor, sin complicidad con la mentira ni con el dinero. Jamás debe considerar como verdad lo que tiene sólo un cierto grado de presunción.
El periodista debe esforzarse permanentemente por verificar la exactitud y la veracidad de los hechos noticiosos, asegurando que la información a proporcionar al público sea exacta respecto a los hechos ocurridos y si no pudiese hacerlo, debería indicarlo en su artículo, escrito o comentario, aunque ello implique perder primicia, popularidad, amigos e instituciones. Debe asegurar que ningún hecho informativo sea voluntariamente distorsionado y ningún hecho especial sea deliberadamente suprimido o aumentado.



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