Artículos periodísticos y de investigación

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9 de abril de 2020

EL PARADIGMA DE ARISTÓTELES


EL PARADIGMA DE ARISTÓTELES

Escribe: Eudoro Terrones Negrete



Aristóteles (384-322 a.C.), filósofo, lógico y científico griego, nació en la colonia de Estagira, en Macedonia, ha sido descendiente de una familia culta dedicada al ejercicio de la Medicina, su padre fue médico de los reyes de Macedonia.
Aristóteles, el más destacado discípulo de Platón, ingresó a la Academia de Platón a los quince años de edad y se mantuvo en ella por más de 20 años, participando como estudiante, colaborador y maestro,  hasta la muerte de su maestro.  Rechazó la teoría de las ideas de  su maestro Platón y las teorías acerca de la naturaleza y el cambio formuladas por los presocráticos.
Aristóteles es conocido por siglos como “el Estagirita” (por ser natural de Estagira), “el filósofo”, “el maestro de los sabios”, “el maestro de los que saben” e inclusive llegó a ser Preceptor de Alejandro Magno.
 Aristóteles inaugura el pensamiento científico sistemático en la Edad Antigua. Casi toda la filosofía de la Edad Media giró en torno a su pensamiento sobre la Lógica formal o lógica analítica, el Método lógico o silogístico y la Teoría del conocimiento  y que llegaron a dominar durante más de dos mil años el pensamiento y la ciencia del mundo.
Aristóteles mantuvo las ideas que la Tierra estaba formada por cuatro elementos: fuego, aire, tierra y agua, y que el Cosmos estaba formado por éter, que era el quinto elemento y el más perfecto de todos. Perfeccionó la visión de su maestro Platón de un universo formado por círculos concéntricos que giraban alrededor de la Tierra, con un último círculo, donde se encontraban las estrellas, pegadas a una esfera.
Sus ideas, que dominaron durante más de dos mil años el pensamiento y la ciencia del mundo, ejercieron extraordinaria influencia en la historia intelectual de Occidente. En la actualidad sus obras son de obligada lectura para todo investigador y filósofo de la ciencia.
En el 335 a. de C., al regresar a Atenas funda su propia escuela, el “Liceo”, llamado así por estar situado dentro de un recinto dedicado al dios Apolo Licio y donde existía un peripatos (espacio rodeado de columnas) por donde paseaban y conversaban los alumnos, a quienes se les llamaba peripatéticos. Esta escuela tuvo por objetivo principal cultivar, profundizar y divulgar los estudios de las ciencias de la época y toda clase de ciencias filosóficas, científico-naturales, históricas y jurídicas. Platón, Aristóteles fue “la inteligencia de la escuela”.
Esta escuela gozó de gran prestigio en su época y contó con una Biblioteca y un Museo y recibió todo el apoyo material y económico cuando Alejandro Magno conquista Atenas.
En la Edad Media, Aristóteles fue admirado por ser uno de los tres grandes filósofos griegos conjuntamente con Sócrates y Platón y por ser el creador de la Lógica formal o lógica analítica y del Método lógico o silogístico.  Es el filósofo griego que definió la “deducción” y la “inducción” y acuñó los términos de “concepto”, “juicio”, “razonamiento” y “categorías” en sus significaciones actuales.
Para Manuel García Morente, “Aristóteles representa la forma más pura y clásica del realismo metafísico”. Se puede decir que toda la filosofía de la Edad Media giró en torno a la Lógica y la Teoría del conocimiento de Aristóteles. Su pensamiento ejerció influencia en la filosofía moderna, en la neoescolástica, en la psicología contemporánea (behaviorismo) y en el naturalismo católico. Gran parte del vocabulario técnico, científico y filosófico de la actualidad se lo debemos al Estagirita. “Fueron los árabes los que redes-cubrieron a Aristóteles y a través de ellos pasó a la filosofía escolástica”.[1]
En la enciclopedia “El Universo y la Tierra” se refiere que “La ciencia de la astronomía siguió avanzando en Grecia. Un discípulo de Pitágoras profundizó en las teorías de su maestro y perfeccionó su cosmología. Ese discípulo era Filolao. Sostenía que los planetas no giraban alrededor de la Tierra, sino que lo hacían en torno a una bola de fuego incandescente, el Fuego Eterno. Filolao se equivocó inventando un centro del universo invisible, pero supo colocar la Tierra al mismo nivel que los restantes planetas. Nuestro mundo ya no era el centro del universo, sino un planeta más que giraba como los demás alrededor de un centro imaginario. He aquí la otra gran novedad de este pensador griego: ¡la Tierra se mueve! Fue el primero en suponer que, si todos los planetas describían un círculo, la Tierra también debía moverse. Esta suposición era nueva para la época y fue un gran avance en la astronomía. Heráclito añadió a la Tierra el movimiento de girar sobre su mismo eje, es decir, la rotación. Vio que este movimiento explicaría la sucesión de la noche y el día”.
“Después, Platón elaboró una nueva concepción del universo y volvió a colocar la Tierra en el centro. Todos los planetas y la Luna y el Sol giraban en círculos perfectos alrededor de la Tierra. Platón se equivocó en su visión del cosmos porque se basó en sus ideas filosóficas y religiosas para elaborarla. Según él, el mundo se dividía en las cosas celestes, que eran perfectas, y las cosas del mundo, que eran imperfectas. Así lo perfecto sólo existía en el mundo de las ideas y en el cosmos, y el hombre, desde su mundo imperfecto, no podía llegar a observar esa perfección. Por eso sólo podía llegar a ella a través del pensamiento y las ideas. Aristóteles, siguiendo las ideas de Platón, mantuvo que la Tierra estaba formada por cuatro elementos: fuego, aire, tierra y agua, y que el cosmos estaba formado por éter, el quinto elemento y el más perfecto de todos. Aristóteles perfeccionó la visión de su maestro de un universo formado por círculos concéntricos que giraban alrededor de la Tierra, con un último círculo, donde se encontraban las estrellas, pegadas a una esfera”[2].
“Aristóteles sostuvo un sistema geocéntrico, en el cual la Tierra se encontraba inmóvil en el centro mientras a su alrededor giraba el Sol con otros planetas. Aristóteles habló del mundo sublunar, en el cual existía la generación y la corrupción; y el mundo supralunar, perfecto. Esta teoría de la Tierra como centro del universo —que a su vez era considerado finito— perduró por varios siglos hasta que Copérnico en el siglo XVI cambió el concepto e introdujo una serie de paradigmas, concibiendo el Sol como centro del universo. En astronomía, Aristóteles propuso la existencia de un Cosmos esférico y finito que tendría a la Tierra como centro (geocentrismo). La parte central estaría compuesta por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. En su Física, cada uno de estos elementos tiene un lugar adecuado, determinado por su peso relativo o «gravedad específica». Cada elemento se mueve, de forma natural, en línea recta —la tierra hacia abajo, el fuego hacia arriba— hacia el lugar que le corresponde, en el que se detendrá una vez alcanzado, de lo que resulta que el movimiento terrestre siempre es lineal y siempre acaba por detenerse. Los cielos, sin embargo, se mueven de forma natural e infinita siguiendo un complejo movimiento circular, por lo que deben, conforme con la lógica, estar compuestos por un quinto elemento, que él llamaba aither ('éter'), elemento superior que no es susceptible de sufrir cualquier cambio que no sea el de lugar realizado por medio de un movimiento circular. La teoría aristotélica de que el movimiento lineal siempre se lleva a cabo a través de un medio de resistencia es, en realidad, válida para todos los movimientos terrestres observables. Aristóteles sostenía también que los cuerpos más pesados de una materia específica caen de forma más rápida que aquellos que son más ligeros cuando sus formas son iguales, concepto equivocado que se aceptó como norma durante aproximadamente 1800 años hasta que el físico y astrónomo italiano Galileo Galilei llevó a cabo sus experimentos con bolas sobre planos inclinados”[3].
La obra del filósofo se caracteriza por su orden, estructura jerárquica y sistematización de los conocimientos, procediendo desde las ciencias inorgánicas hasta la metafísica.
Los extensos escritos de Aristóteles abarcan casi todos los ámbitos del conocimiento y casi todas las ciencias de su tiempo: Lógica, Física, Biología, Metafísica, Ética, Política, Retórica y Poética.  No con poca razón, Dagoberto D. Runes afirma que “dichos escritos se caracterizan por la finura del análisis, por la sobriedad e imparcialidad del juicio y por el magistral conocimiento de los datos empíricos; en conjunto constituyen una de las obras más admirables atribuidas a una sola mente”.
Después de la muerte de Aristóteles, se cuenta entre los continuadores de su obra a Teofrasto, Eudemo de Rodas y Estratón de Lámpsaco.
Aristóteles escribió casi 200 obras, de las cuales solo nos han llegado 31. Cabe mencionar las principales: Organon, Física, Del Cielo, Del Alma, Retórica, Metafísica, Política, Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo, Poética, Historia de los animales, Tratado de generación y destrucción, y Constitución de Atenas. Sus obras fueron coleccionadas por Andrónico de Rodas hacia la mitad del siglo I después de Jesucristo.
Aristóteles inaugura el pensamiento científico sistemático en la Edad Antigua, es conocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, formula la teoría de la generación espontánea, el principio de no contradicción, las nociones de categoría, sustancia, acto, potencia y primer motor inmóvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la filosofía de su tiempo, hoy forman parte del sentido común de muchas personas.[4]
No cabe duda y es bueno puntualizar que durante toda la Edad Media prevaleció una forma de pensar e interpretar al mundo denominada paradigma aristotélico-ptolemaico-tomista, caracterizada por el uso de conceptos rígidos, particularmente concretados y perpetuados por la Iglesia Católica, que aparentemente podían explicar toda la realidad. Es decir, el mundo se concebía como un todo ordenado por la ley de Dios y no había gesto humano ni organización social que escapara a la presencia de este ordo amoris que estaba ya en la raíz del pensamiento agustiniano.[5]
Es así como el filósofo medieval tenía una visión religiosa del mundo, cabe mencionar entre los más importantes a san Agustín de Hipona, Pedro Abelardo, san Anselmo, Juan Escoto Erígena y Juan Duns Escoto y que trataron de aplicar el pensamiento de Aristóteles a la teología.
El problema del desmoronamiento del mundo medieval significó un cambio en la visión que del hombre, la sociedad y la naturaleza se había tenido o soportado en Europa, durante toda la Edad media. Esa visión o paradigma medieval que era una combinación o mescolanza ideológica de Física y Lógica aristotélica tradicional, de la Astronomía geocéntrica de Ptolomeo, y del tomismo como la doctrina filosófico-religioso cristiano de Tomás de Aquino. Y que ya en el siglo XVI y XVII, con el Renacimiento se comienza a deconstruir o “romper”; en primera con la Reforma protestante, y en segunda con la Revolución filosófica-científica.[6]
El paradigma o visión teísta medieval del mundo – Dios era el paradigma, la idea central de toda la concepción del mundo- fue reemplazado por el paradigma humanista moderno del mundo, iniciado con el Renacimiento. Del teocentrismo con Dios se pasa al antropocentrismo.
En el paradigma medieval, la vida del hombre y la sociedad, estaba determinada por Dios, el hombre era un hijo de Dios y estaba éticamente obligado a vivir como Dios manda a través de los mandamientos de la ley de Dios y los reglamentos de la Iglesia. La naturaleza era producto de la creación divina. Las ideas de Platón y de Aristóteles fueron la base que retomó el cristianismo para formar sus ideas y teorías acerca del hombre, la vida, el mundo y Dios. La filosofía y la teología estaban muy cerca una de la otra y marchaban de la mano.
En el paradigma humanista del mundo moderno, el hombre y sus facultades intelectivas razón, libertad, intuición y voluntad, dan al hombre la autonomía de construir su propio destino, la posibilidad de ser dueño de su individualidad,  de transformar la sociedad y hacer historia. La naturaleza, que es obra de Dios, puede ser analizada dialécticamente, utilizada y transformada para dar solución  a los problemas humanos y satisfacer sus necesidades.



[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Aristoteles
[2] Lexus Editores, “El Universo y la Tierra”. Dirección Editorial: Jaime Viñals, Barcelona, 2000, pp.22 y 23.
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Aristoteles
[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Aristoteles
[5] http://alumnosenelagora.blogspot.pe/2010/08/2-comprender-la-ruptura-del-paradigma.html
[6] http://alumnosenelagora.blogspot.pe/2010/08/2-comprender-la-ruptura-del-paradigma.html

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