Artículos periodísticos y de investigación

Translate

14 de abril de 2020

MODELO DE CRÓNICA DEPORTIVA;¡PERÚ...PERÚ...PERÚ...PERUUUUU...! Por Alfonso Rospigliosi


Modelo de crónica deportiva:

¡PERÚ...PERÚ...PERÚ...PERUUUUU...!

Por Alfonso Rospigliosi[1]


     ¡Noche del 16 de marzo! ¡Qué grande has sido! ¡Cómo quedarás grabada en el recuerdo!
     ¡Qué jornada amigos del Perú! ¡Qué momentos los vividos! ¡Olvidemos un momento la pluma, el deber periodístico, los datos del partido, el enjuiciamiento técnico, el barómetro, el ranking, la cocktelera! ¡Olvidémoslo por un instante! ¡Voy a hacer este artículo con la mirada puesta en la bandera rojiblanca que flamea más orgulllosa que nunca en el mástil del Estadio Nacional de Santiago de Chile! Con la imagen de todo lo hecho por esos peruanos que fueron más peruanos que nunca la noche del empate con Argentina. Y que jugaron con una calidad extraordinaria. Con la mente fija en el rectángulo verde, donde los "cholitos" del Rímac dominaron a los maestros del Plata y les dieron una lección de lo que es fútbol y pundonor.
     !Qué fútbol amigos! ¡Qué dominio! ¡Qué risa cuando Huaki dejaba en el suelo a Lombardo! ¡Qué saltos cuando Delgado salvaba de chalaca! ¡Qué alegría cuando Terry se dribleaba media defensa argentina! ¡Qué orgullo cuando Lazón controlaba a fuerza de guapeza al wing Cruz! ¡Qué momentos! ¡Cómo se repitieran!
     ¡Perú... Perú... Perú...! Gritaba un grupo de quince o veinte en un extremo del Estadio. Eran peruanos. Lucían una gran bandera rojiblanca. Yo en la caseta de Radio "La Crónica". Había empatado Perú 1 a 1 por gol de Gómez Sánchez. No pude más. No podía frenar mi entusiasmo, mi alegría, mi orgullo, mi afición futbolística. Bajé a las graderías. Diez metros más allá y estaba al lado de seis peruanos. Vino otro. Éramos siete. Heredia dominaba a Ceconotto. Vino otro. Éramos ocho. Delgado rechazaba con calidad. Uno más. Ya éramos nueve. Disparaba Navarrete echando al córner Musimessi. Vides hizo su bicicleta. Tito pasó la pelota por entre las piernas de Sola. Llegamos a ser doce. Y dale que dale. ¡Perú... Perú... Perú...! ¡Qué momentos! ¡Qué fútbol ni qué fútbol! ¡Estaba jugando el Perú! Se olvidaba uno de todo. Se olvidaba de que estaba lejos la patria, que el rival era Argentina. Que hacía frío. Que no había movilidad para el hotel. ¡No importaba! ¡Vamos Huaki! Dale Delgado. ¡Buena Suárez! ¡Vamos Perú... Arriba Perú...! Así Heredia... Báilalo Tito... Bien Vides... Así Colunga...! Dale Lazón... Que vean que somos alguien... Bien Loret... ¡Perú... Perú... Perú...!
     Y seguía el baile. Tito a Vides, Vides a Loret, Loret a Navarrete, se la quitaban, avanzaba cinco metros Mouriño y saltaba Colunga como un Tigre. Colunga. Colunga a Tito, Tito a Huaki, Huaki que deja en el suelo a Lombardo, Huaki a Vides, rechaza Colman, Heredia gana de cabeza a Grillo, apoya a Tito, Tito a Vides, Vides domina a Mouriño, Vides a Tito, Tito a Loret, Loret dispara, out... No había gargantas. Todos de pie. Hasta los chilenos. Los argentinos se miraban entre ellos. No podían creer que era verdad lo que veían. ¿Y nosotros? Dale que dale con: ¡Perú... Perú... Perú...!
     Toma Delgado, da a Salas, Salas a Heredia, Heredia a Vides, Vides a Tito, Tito a Vides, Vides a Huaki, entra Lombardo y la quita, apoya a Mouriño, Mouriño a Ceconatto, entra Colunga y quita como hombre, jugando a la pelota. Reclaman los argentinos. Y los 25 mil que estaban en el Estadio: ¡Llorones... Llorones... Llorones...!
     ¡Qué partido, amigos! ¡Qué noche de gala para el fútbol peruano! ¡Qué valentía para reaccionar! Hizo gol Ceconatto. Mudez en el Estadio. Y cuando pareció que Perú se echaba de nuevo: Tito a Vides, Vides a Huaki, dribling a Colman, disparo a Musimessi. ¡Así jugaba el Perú! ¡Como nunca antes jugó, ni nunca más jugará!
     Se inicia el segundo tiempo. Y sigue el baile. El gol debe venir solo. Lazón a Navarrete, Navarrete a Tito, foul argentino. Tira Delgado, rechaza Colman, recupera Vides, pasa la pelota por encima de la cabeza a Mouriño, Vides a Tito, Tito a Vides, Vides a Tito y Sola se tira de nuevo a agarrar la pelota con las manos. No podía con el baile.
     Ya no éramos doce los que gritábamos. Eran 30 mil. Pero, 29 mil, porque habrían mil argentinos que se comían las uñas en el Estadio. ¡Perú... Perú... Perú...! Rojos por la fuerza con que gritábamos. Roncos como el que más. Alegres como unas pascuas. ¡Y se perdía 2 a 1! Es que se tenía confianza en el equipo peruano.
     De pronto, toma Tito a Colunga, a Navarrete, éste centra sobrándose, entra a la carrera Gómez Sánchez y de izquierda dispara cruzado. ¡Golllll peruano! ¡Gooolllll de Huaki! ¡Hasta Lima deben haberse oído los gritos de gol!
     2 a 2. Comenzó el baile. Lesionado y cansado Loret, entró Terry. ¡Y se acabó el mundo! ¡Qué manera la de jugar la del gringo! ¡Con las medias caídas y doble escudo peruano. Uno fuera del pecho. Y otro adentro, en el corazón, como que con tecnicismo se metió entre la defensa argentina.
     ¡Y otro disco! Terry a Vides, Vides a Tito, Tito a Terry. ¡El trío mágico! ¡Mandrake contra Argentina! Y dale que dale: ¡Perú... Perú... Perú...!
     ¡Qué fútbol! ¡Qué River! ¡Qué Millonarios, ni que Vasco! ¡Perú... Perú... Perú...! Tito, Navarrete, Terry, Huaki, Vides... Vamos Perú. Un gol más para ganar. Ya había como 30 peruanos al lado de nosotros. Y con nosotros todo el público parado. Faltaban 10 minutos. Toma Terry, gol anulado. Toma Navarrete, tira al palo. Toma Félix, ataja Musimessi. Tira Vides, córner de Mouriño sobre la línea. ¿Y Suárez? ¡Leyendo la cocktelera del día anterior! ¡Vamos Perú... Arriba Perú... Ahora Perú...!
     Terminó el partido. Félix había perdido una oportunidad de gol. ¡No importaba, se había empatado con Argentina! Bajamos las gradas. ¿Las gradas? ¡Por las bancas, entre el público, cantando el Himno Nacional, pese a los palos de los carabineros, porque se tenía que bajar por las gradas y no por entre el público y de banca en banca. Estábamos a 20 metros del campo. Ya llegábamos al césped. Uno lo besa, otro se resbaló, no supo que estaba algo mojado. Otro corrió a besar a Gómez Sánchez, uno más le quitó la gorra a Suárez, Terry se quedó sin número. Félix sin medallita. El aguatero perdió la bolsa de agua. Se la echó uno que dirigió la barra. ¡Perú... Perú... Perú...! Himno peruano en el camarín. Fotos, declaraciones. Todos habían jugado, todos, hasta los hinchas. Fotógrafos que no podían desarrollar su labor. Alegría por doquier. Dos peruanos que sudaron tanto, se metieron a la ducha junto con Suárez y Delgado. Y ellos con ropa y todo. Uno se tiró encima de Colunga. Resbaló Colunga. Estaba enjabonado. En el suelo le dijo: "No importa primo, pero el Perú ha sido todo" Heredia, Castillo y Tito estaban en una banca. Dieron tres hurras por el Perú. Uno se cayó, la banca cambió de posición, Félix, Heredia y Tito tuvieron que hacer malabares.
     La una de la mañana. Y seguía el entusiasmo. Todos cantaban. Todos alegres. Todos con las frases del Himno peruano en la boca. Y así, hasta el Claridge. Todos caminando. Los jugadores peruanos en ómnibus. Y nosotros caminando. Éramos como cien peruanos. Y cien las cuadras que teníamos que caminar. No importa. Con la chompa de Gómez Sánchez adelante. la bandera peruana en medio. Y los zapatos de Delgado atrás. Todos, cantaban, silbaban. ¡Perú... Perú... Perú...!
     ¡Noche del 16 de marzo de 1955! ¡Ojalá que vuelvas!

Alfonso Rospigliosi

 Fuente: Diario "La Crónica", Lima-Perú, 1955.



[1] Alfonso Rospigliosi. ¡Perú…Perú…Perú…Peruuuuu…!. Diario "La Crónica", Lima-Perú, 1955.


Compartir:

Entradas anteriores