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21 de abril de 2020

La concepción spengleriana de la historia. OSWALD SPENGLER: “LA DECADENCIA DE OCCIDENTE”


La concepción spengleriana de la historia. 

OSWALD SPENGLER:

“LA DECADENCIA DE OCCIDENTE”


Escribe: Eudoro Terrones Negrete



Oswald Spengler

La concepción del mundo se define como “cosmovisión”, “intuición del mundo”, “visión del mundo”, sistema de ideas, conceptos, imágenes, creencias, símbolos o representaciones filosóficas sobre el mundo que circunda al hombre y en el que interactúa.

La concepción del mundo viene a ser una respuesta espontánea que da la conciencia del hombre al impacto que recibe del mundo frente a los diversos y complejos problemas, desafíos y enigmas.

Toda concepción del mundo está condicionada por la vida material, espiritual, educativa, cultural, política, social, económica y moral del hombre y por su nivel de desarrollo histórico.

La concepción del mundo es un reflejo del ser social y depende del nivel de los conocimientos humanos alcanzados en el período histórico dado, así como del régimen social.

Toda concepción filosófica es relativa, es producto de la época en que le tocó vivir al filósofo. Todo enfoque filosófico depende del punto de observación del filósofo y de los antecedentes de una determinada corriente filosófica. De ahí que lo que para una determinada época es válida o útil una concepción filosófica, para otra época tal vez no lo sea necesariamente. Ninguna filosofía se explica al margen de las filosofías anteriores, una siempre resulta negando, superando o perfeccionando a la otra, tomando posición y distancia, acercamiento o asimilación. Por ejemplo, el materialismo surgió del idealismo, la filosofía de Hegel tuvo su asiento en la filosofía de Heráclito, la de Marx en la de Hegel, y así sucesivamente.

De la concepción del mundo depende la actitud del hombre frente a la realidad que le rodea y sirve de guía para la acción. La concepción del mundo contribuye a elevar la conciencia geográfica, conciencia histórica, conciencia política, conciencia profesional y la actividad de los trabajadores en la edificación de una sociedad mejor.

Hay diferentes clases de concepciones del mundo: concepción idealista del mundo; concepción marxista-leninista del mundo; la concepción spengleriana de la historia, entre otras.

Expliquemos a continuación la concepción spengleriana de la historia, a la luz de su monumental obra “La decadencia de Occidente”, obra que consta de dos volúmenes, el primero publicado en 1918 y el segundo titulado Perspectivas de la historia mundial, editada en 1923.

En la obra “La decadencia de Occidente”, publicada por Oswald Spengler después de la Primera Guerra Mundial, se explica la concepción de la historia. El autor confiesa en el prólogo de la obra que “se intentaba, por primera vez, predecir la historia” y niega que haya una historia universal entendida como proceso único.

En Wikipedia, la enciclopedia libre se lee: “Spengler presentaba la historia universal como un conjunto de culturas (Antigua o Apolínea, Egipcia, India, Babilónica, China, Mágica, Occidental o Fáustica) que se desarrollaban independientemente unas de otras –como cuerpos individuales- pasando a través de un ciclo vital compuesto por cuatro etapas: Juventud, Crecimiento, Florecimiento y Decadencia, como el ciclo vital de un ser vivo, que tiene un comienzo y un fin determinados. Además, cada una de las etapas que conformaban el ciclo vital de una cultura presentaba, según el esquema spengleriano, una serie de rasgos distintivos que se manifestaban en todas las culturas por igual enmarcando los acontecimientos particulares. Con base en este esquema y aplicando un método que él llamó la “morfología comparativa de las culturas”, Spengler proclamó que la cultura Occidental se encontraba en su etapa final, es decir, la decadencia y afirmó que era posible predecir los hechos por venir en la historia del occidente”-[1]

“La historia humana, -afirma Spengler-, no es sino el conjunto de enormes ciclos vitales, cada cual con un yo y una personalidad”. Los “enormes ciclos vitales” son las distintas culturas, que sufren procesos semejantes a los de los organismos vivos.

Spengler considera que “nacimiento, muerte, juventud, vejez, duración de la vida” son conceptos que tienen, en historia, sentido semejante al que tienen en el campo de la biología y que cada cultura es un organismo de vida limitada en el tiempo. Una cultura, como todo organismo, tiene forma y duración determinada; está destinada a perecer; y así como han perecido las grandes culturas anteriores, perecerá, también nuestra cultura occidental a la que pertenecemos.

“Cada cultura imprime a su materia, que es el hombre, su forma propia; cada una tiene su propia idea, sus propias pasiones, su propia vida, su querer, su sentir, su morir propios” indica Spengler.

Las culturas perecen cuando alcanzan lo que se llama su civilización, que es su grado más extremo: su decrepitud, es el paso de lo orgánico a lo inorgánico, de la vida a la muerte. Y el símbolo típico de la decadencia que anuncia la muerte –dice Spengler- es el imperialismo. Este produce la petrificación de las culturas. El imperialismo que es civilización ya sin cultura, es la condena a muerte del organismo histórico.

Así como la cultura griega pasó a la civilización en sus sucesores los romanos; eso sucedió en el siglo IV, en el siglo XIX se convierte en civilización la cultura occidental, que va a morir como también murió la cultura griega, y como murieron todas las demás.

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