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27 de abril de 2020

SÓCRATES, EL "PARTERO DE IDEAS O ESPÍRITUS" DE LA ANTIGUA GRECIA


SÓCRATES, 

EL "PARTERO DE IDEAS O ESPÍRITUS" 

DE LA ANTIGUA GRECIA


Escribe: Eudoro Terrones Negrete




VIDA Y PERSONALIDAD

Sócrates (469-399 a.C.) nació en Atenas. Fue hijo del escultor Sofronisco y de la comadrona Fenaretes, familia aristocrática.

Se lo considera un gran filósofo y virtuoso sabio, el más justo y el más sabio entre los hombres de su época. Moralista inigualable, educador ejemplar, excelente soldado y ciudadano, incansable censurador de los ambiciosos y del despotismo así como también de aquellos gobernantes demagogos.

Polemista incansable, valiente misionero de la verdad y de la bondad, del amor y del bien social, jamás tuvo apego por los puestos públicos y nunca dejó de cumplir con sus deberes cívicos, no practicó oficio alguno.

Fue extremadamente pobre en su vejez, por haber sido absorbido por la Filosofía que no le daba tiempo para atender los asuntos personales.

Sócrates sirvió a su patria, en 424 a.C., como “Hoplita”. Participó en varias batallas, en Potidea, en Delio (aquí salvó la vida de su discípulo Jenofonte) y en Anfipolis. Llevó una vida austera y franciscana, en una época de gran corrupción moral. Es considerado “una de las mayores figuras de la humanidad”, no obstante que fue autodidacta y jamás escribió obra alguna.

A.E. Taylor señala sobre la personalidad de Sócrates en los términos siguientes: “Desde sus primeros días, Sócrates debe de haber sido una especie de “rareza”, tanto física como mentalmente. Su robustez física y su capacidad de resistencia son destacados por Platón como por Jenofonte, y explican en parte la excelencia de su hoja de servicios como guerrero…Se destaca también su excepcional continencia y sobriedad en la comida y la bebida, y asimismo su capacidad para beber excesivamente cuando la ocasión lo exigía, sin llegar a embriagarse. En su edad madura acostumbraba llevar la misma ropa sencilla en verano y en invierno y habitualmente iba descalzo, incluso, según Platón…”[1]

En vida se mostró altivo con su sabiduría que creía se lo venía de lo divino. Se dedicaba a los ejercicios del cuerpo y de allí su constitución física robusta, deambulaba por las calles de Atenas donde frecuentaba la gente en su afán de prodigar consejos a la juventud para una vida mejor, vida virtuosa y feliz, interrogando a todo cuanto encontraba para hacerlos descubrir por sí solos la verdad que se proponía saber.

“Su vivacidad en la discusión –indica Diógenes de Laertes- le proporcionaba frecuentemente algunos sinsabores, lo pegaban, le arrancaban los cabellos, muchas veces se mofaban de él. Todo lo soportaba con calma imperturbable; hasta el punto que habiendo recibido un puntapié permaneció impasible; como alguno se admirase, él contestó: Si un asno me diese una coz, ¿habría de formarle proceso?”[2].

Físicamente, Sócrates era de cabeza ancha y calva, de nariz chata y de ojos saltones, usaba ropa frecuentemente rota. Tuvo como noble mujer a Jantipa quien alentó en todo momento su amor por la sabiduría.

PENSAMIENTO VIVO

Sócrates no escribió nada, ni fundó sistema o escuela filosófica alguna, pero toda su enseñanza, que fue oral, nos llega de cuatro fuentes: de Platón, de Jenofonte, de Aristóteles y de Aristófanes.

Impartía sus lecciones dialogando con sus interlocutores sobre la base de preguntas y respuestas, exigiendo conceptos y definiciones precisas. Era “el partero de ideas o espíritus” de su época.

Sócrates tuvo por discípulos a Platón, Jenofonte, Antístenes, Aristipo, Fedón de Elis y Euclides de Mégara.

Se dedicó al conocimiento de sí mismo, del hombre y sus problemas y al ejercicio de la virtud. De acuerdo a Cicerón, el que hizo posible que la filosofía del cielo se trasladara a la tierra fue Sócrates.

La doctrina de Sócrates mayormente tiene un contenido moral, haciendo de la virtud y del saber una misma cosa. Su doctrina se centra en el conocimiento del hombre y en la conducta moral.

Salazar Bondy puntualiza en su “Iniciación filosófica”: “El análisis del lenguaje, la crítica de los conceptos básicos de la ciencia, la fundamentación racional de la conducta humana y de la organización del Estado y la noción filosófica de alma son motivos capitales del pensamiento filosófico que encuentran su primera formulación en Sócrates”.

Sócrates llegó a cambiar la dirección del pensamiento griego (indagación de la naturaleza) por un estudio directo del hombre y sus problemas (la cuestión moral) colocándole en el punto central del quehacer filosófico; la virtud consiste en conocer el bien y esta virtud sólo se alcanza mediante el razonamiento y el saber.

Enseñó que todo saber genuino termina en la formación de conceptos y definiciones; Aristóteles dijo de Sócrates que “legó a la filosofía los razonamientos inductivos y la definición universal”.

Al sostener en su tiempo la verdad moral como el camino a seguir por el hombre para una vida imperecedera y feliz. Sócrates llegó a polarizar el pensamiento, la vida intelectual sobre los asuntos humanos –frente al pensar “físico” de sus antecesores- y con ello “restaura el sentido auténtico del filosofar” y “aplicándolos el nuevo método de la definición por él descubierto, abre una nueva fase, la más fecunda y madura del pensamiento griego”[3].

De lo expuesto se puede concluir que a Sócrates se debe lo siguiente: 1. La creación del “concepto” y de la “definición”. 2. La creación de una ética racional. 3. La creación del método inductivo. 4. Bajo la filosofía del cielo a la tierra. 5. Enseñó que sólo hay un bien, la Ciencia, y un solo mal, la Ignorancia.

EL MÉTODO SOCRÁTICO

El método creado por Sócrates se denomina método socrático y consta de dos partes: la ironía y la mayéutica.

LA IRONÍA

La ironía es la parte crítica del método socrático y consiste en llevar al interlocutor, por medio de preguntas muy bien hilvanadas, a dar definiciones que aplicados a ejemplos particulares devenían en falsas y ridículas (ironía), lo que les obligaba a reconocer el error en que estaban en el afán de descubrir por sí mismo la verdad.

LA MAYÉUTICA

El término mayéutica proviene del griego “maieutiké” que significa “alumbramiento”. Es la parte positiva del método de Sócrates. Consiste en sacar a luz una verdad oculta en el espíritu por un esfuerzo de la reflexión.

Sócrates llevaba a sus discípulos a observar minuciosamente los hechos o fenómenos concretos de la vida diaria para luego hacerlos extraer de ellos la idea universal o concepto (inducción). Este método define y deduce (inferencia) las nociones universales admitidas por todos los hombres.

Gustaba comparar irónicamente su oficio de “partero de espíritus”, de “alumbrador intelectual de la verdad” con el oficio de su madre (“la comadrona o partera”) y por eso denominó Método mayéutico a su método de enseñanza filosófica, es decir el “arte de la partera”,  el “arte obstetrical”, el arte del alumbramiento intelectual de las verdades.

SÓCRATES COMO EDUCADOR

Sócrates se consagró en vida íntegramente a la enseñanza y a la formación de la juventud y del pueblo, en cumplimiento de un “mandato divino”. Sacrificó sus intereses personales, familiares y políticos y jamás llegó a cobrar un solo centavo por concepto de sus enseñanzas.

Hizo célebre y suyo la frase grabada en el frontispicio del templo de Delfos: “Conócete a ti mismo”. Con el fin de que los individuos se dedicasen a la autorreflexión personal, al conocimiento de sus virtudes y defectos, de sus vicios y pasiones, de sus posibilidades, limitaciones, potencialidades. capacidades , habilidades y destrezas para ser mejores ciudadanos con una vida moral incorruptible y de bien social.

Además hizo célebre la proposición “Sólo se una cosa, y es que no se nada”, frente a los sofistas que sin saber nada, pretendían saberlo todo, y que mediante sus preguntas bien elaboradas los llevaba a aceptar que sus ideas eran de contenidos falsos y confusos, por lo que se lo considera el abanderado de la razón, de la verdad y del sentido común contra la sofística. Sócrates llega a oponerse al nihilismo teorético de los sofistas con su teoría gnoseológica y con su concepto de la enseñanza como misión.
“Pero lo que convierte a Sócrates en maestro de un nuevo arte de la amistas –relata Jaeger- es la conciencia de que la base de toda amistad verdadera no debe buscarse en la utilidad externa de unos hombres para otros, sino en el valor interior del hombre”. Y agrega: “Instaba a los jóvenes a que se mirasen frecuentemente en el espejo para que al verse hermosos se hiciesen dignos de su belleza, y en caso contrario, olvidasen su fealdad a cambio de la ciencia y de la virtud”[4].

Sócrates concibe la educación como una labor de unificación del pensar ligado a la virtud, todas las virtudes deben relacionarse entre sí. Por ejemplo, ¿qué es la justicia si la valentía no la sostiene?

SÓCRATES COMO MÁRTIR DE LA FILOSOFÍA

Sócrates se rebeló contra los templos y los dioses, creía en un solo Dios, por lo que fue víctima de la envidia de sus enemigos quienes lo acusaron de “impío” y de “corruptor de la juventud” y demandaron que fuese condenado a muerte.

No quiso pedir perdón, se valió en su defensa de sus propias convicciones, principios e ideas, e inclusive rechazó los medios que le ofrecían sus amigos para escaparse de la prisión. Tomó su copa de veneno (“la cicuta”) y luego de dirigir a sus discípulos un elocuente e histórico discurso sobre la inmortalidad del alma murió serenamente convencido de haber pregonado una doctrina justa.

Su muerte ha sido calificada históricamente como la de un mártir de la Filosofía.


[1] Taylor, A.E. El pensamiento de Sócrates. Fondo de Cultura Económica. México-Buenos Aires, 1961.
[2] De Laertes, Diógenes. Vida y doctrina de los grandes filósofos de la antigüedad. Editorial Claridad, Buenos Aires, 1947.
[3] Enciclopedia BARSA, Tomo XIII. Editores Enciclopedia Británica, Estados Unidos, 1960.
[4] Jaeger, Werner. Paideia. Obra completa. Fondo de Cultura Económica, México-Buenos Aires, 1962.

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