SÓCRATES,
EL "PARTERO DE IDEAS O ESPÍRITUS"
DE LA ANTIGUA GRECIA
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
VIDA
Y PERSONALIDAD
Sócrates (469-399 a.C.) nació en Atenas. Fue hijo del escultor
Sofronisco y de la comadrona Fenaretes, familia aristocrática.
Se lo considera un gran
filósofo y virtuoso sabio, el más justo y el más sabio entre los hombres de su
época. Moralista inigualable, educador ejemplar, excelente soldado y ciudadano,
incansable censurador de los ambiciosos y del despotismo así como también de
aquellos gobernantes demagogos.
Polemista incansable,
valiente misionero de la verdad y de la bondad, del amor y del bien social,
jamás tuvo apego por los puestos públicos y nunca dejó de cumplir con sus
deberes cívicos, no practicó oficio alguno.
Fue extremadamente pobre
en su vejez, por haber sido absorbido por la Filosofía que no le daba tiempo
para atender los asuntos personales.
Sócrates sirvió a su
patria, en 424 a.C., como “Hoplita”. Participó en varias batallas, en Potidea,
en Delio (aquí salvó la vida de su discípulo Jenofonte) y en Anfipolis. Llevó
una vida austera y franciscana, en una época de gran corrupción moral. Es
considerado “una de las mayores figuras de la humanidad”, no obstante que fue
autodidacta y jamás escribió obra alguna.
A.E.
Taylor señala sobre la personalidad de Sócrates en los términos siguientes:
“Desde sus primeros días, Sócrates debe de haber sido una especie de “rareza”,
tanto física como mentalmente. Su robustez física y su capacidad de resistencia
son destacados por Platón como por Jenofonte, y explican en parte la excelencia
de su hoja de servicios como guerrero…Se destaca también su excepcional
continencia y sobriedad en la comida y la bebida, y asimismo su capacidad para
beber excesivamente cuando la ocasión lo exigía, sin llegar a embriagarse. En
su edad madura acostumbraba llevar la misma ropa sencilla en verano y en
invierno y habitualmente iba descalzo, incluso, según Platón…”[1]
En vida se mostró altivo con su
sabiduría que creía se lo venía de lo divino. Se dedicaba a los ejercicios del
cuerpo y de allí su constitución física robusta, deambulaba por las calles de
Atenas donde frecuentaba la gente en su afán de prodigar consejos a la juventud
para una vida mejor, vida virtuosa y feliz, interrogando a todo cuanto
encontraba para hacerlos descubrir por sí solos la verdad que se proponía
saber.
“Su vivacidad en la discusión –indica
Diógenes de Laertes- le proporcionaba frecuentemente algunos sinsabores, lo
pegaban, le arrancaban los cabellos, muchas veces se mofaban de él. Todo lo
soportaba con calma imperturbable; hasta el punto que habiendo recibido un
puntapié permaneció impasible; como alguno se admirase, él contestó: Si un asno
me diese una coz, ¿habría de formarle proceso?”[2].
Físicamente, Sócrates era
de cabeza ancha y calva, de nariz chata y de ojos saltones, usaba ropa
frecuentemente rota. Tuvo como noble mujer a Jantipa quien alentó en todo
momento su amor por la sabiduría.
PENSAMIENTO
VIVO
Sócrates no escribió nada,
ni fundó sistema o escuela filosófica alguna, pero toda su enseñanza, que fue
oral, nos llega de cuatro fuentes: de Platón, de Jenofonte, de Aristóteles y de
Aristófanes.
Impartía sus lecciones dialogando
con sus interlocutores sobre la base de preguntas y respuestas, exigiendo
conceptos y definiciones precisas. Era “el partero de ideas o espíritus” de su
época.
Sócrates tuvo por
discípulos a Platón, Jenofonte, Antístenes, Aristipo, Fedón de Elis y Euclides
de Mégara.
Se dedicó al conocimiento
de sí mismo, del hombre y sus problemas y al ejercicio de la virtud. De acuerdo
a Cicerón, el que hizo posible que la filosofía del cielo se trasladara a la
tierra fue Sócrates.
La doctrina de Sócrates
mayormente tiene un contenido moral, haciendo de la virtud y del saber una
misma cosa. Su doctrina se centra en el conocimiento del hombre y en la
conducta moral.
Salazar Bondy puntualiza
en su “Iniciación filosófica”: “El análisis del lenguaje, la crítica de los
conceptos básicos de la ciencia, la fundamentación racional de la conducta
humana y de la organización del Estado y la noción filosófica de alma son
motivos capitales del pensamiento filosófico que encuentran su primera
formulación en Sócrates”.
Sócrates llegó a cambiar
la dirección del pensamiento griego (indagación de la naturaleza) por un
estudio directo del hombre y sus problemas (la cuestión moral) colocándole en
el punto central del quehacer filosófico; la virtud consiste en conocer el bien
y esta virtud sólo se alcanza mediante el razonamiento y el saber.
Enseñó que todo saber genuino
termina en la formación de conceptos y definiciones; Aristóteles dijo de
Sócrates que “legó a la filosofía los razonamientos inductivos y la definición
universal”.
Al sostener en su tiempo
la verdad moral como el camino a seguir por el hombre para una vida
imperecedera y feliz. Sócrates llegó a polarizar el pensamiento, la vida
intelectual sobre los asuntos humanos –frente al pensar “físico” de sus
antecesores- y con ello “restaura el sentido auténtico del filosofar” y “aplicándolos
el nuevo método de la definición por él descubierto, abre una nueva fase, la
más fecunda y madura del pensamiento griego”[3].
De lo expuesto se puede
concluir que a Sócrates se debe lo siguiente: 1. La creación del “concepto” y
de la “definición”. 2. La creación de una ética racional. 3. La creación del
método inductivo. 4. Bajo la filosofía del cielo a la tierra. 5. Enseñó que
sólo hay un bien, la Ciencia, y un solo mal, la Ignorancia.
EL
MÉTODO SOCRÁTICO
El método creado por
Sócrates se denomina método socrático y consta de dos partes: la ironía y la
mayéutica.
LA
IRONÍA
La ironía es la parte
crítica del método socrático y consiste en llevar al interlocutor, por medio de
preguntas muy bien hilvanadas, a dar definiciones que aplicados a ejemplos
particulares devenían en falsas y ridículas (ironía), lo que les obligaba a reconocer el error en que estaban en el afán de descubrir por sí mismo la verdad.
LA
MAYÉUTICA
El término mayéutica
proviene del griego “maieutiké” que significa “alumbramiento”. Es la parte
positiva del método de Sócrates. Consiste en sacar a luz una verdad oculta en
el espíritu por un esfuerzo de la reflexión.
Sócrates llevaba a sus
discípulos a observar minuciosamente los hechos o fenómenos concretos de la
vida diaria para luego hacerlos extraer de ellos la idea universal o concepto
(inducción). Este método define y deduce (inferencia) las nociones universales
admitidas por todos los hombres.
Gustaba comparar
irónicamente su oficio de “partero de espíritus”, de “alumbrador intelectual de
la verdad” con el oficio de su madre (“la comadrona o partera”) y por eso
denominó Método mayéutico a su método
de enseñanza filosófica, es decir el “arte de la partera”, el “arte obstetrical”, el arte del
alumbramiento intelectual de las verdades.
SÓCRATES
COMO EDUCADOR
Sócrates se consagró en
vida íntegramente a la enseñanza y a la formación de la juventud y del pueblo,
en cumplimiento de un “mandato divino”. Sacrificó sus intereses personales,
familiares y políticos y jamás llegó a cobrar un solo centavo por concepto de
sus enseñanzas.
Hizo célebre y suyo la
frase grabada en el frontispicio del templo de Delfos: “Conócete a ti mismo”. Con
el fin de que los individuos se dedicasen a la autorreflexión personal, al
conocimiento de sus virtudes y defectos, de sus vicios y pasiones, de sus
posibilidades, limitaciones, potencialidades. capacidades , habilidades y
destrezas para ser mejores ciudadanos con una vida moral incorruptible y de
bien social.
Además hizo célebre la
proposición “Sólo se una cosa, y es que no se nada”, frente a los sofistas que
sin saber nada, pretendían saberlo todo, y que mediante sus preguntas bien
elaboradas los llevaba a aceptar que sus ideas eran de contenidos falsos y
confusos, por lo que se lo considera el abanderado de la razón, de la verdad y
del sentido común contra la sofística. Sócrates llega a oponerse al nihilismo
teorético de los sofistas con su teoría gnoseológica y con su concepto de la
enseñanza como misión.
“Pero lo que convierte a
Sócrates en maestro de un nuevo arte de la amistas –relata Jaeger- es la
conciencia de que la base de toda amistad verdadera no debe buscarse en la
utilidad externa de unos hombres para otros, sino en el valor interior del
hombre”. Y agrega: “Instaba a los jóvenes a que se mirasen frecuentemente en el
espejo para que al verse hermosos se hiciesen dignos de su belleza, y en caso
contrario, olvidasen su fealdad a cambio de la ciencia y de la virtud”[4].
Sócrates concibe la
educación como una labor de unificación del pensar ligado a la virtud, todas
las virtudes deben relacionarse entre sí. Por ejemplo, ¿qué es la justicia si
la valentía no la sostiene?
SÓCRATES
COMO MÁRTIR DE LA FILOSOFÍA
Sócrates se rebeló contra
los templos y los dioses, creía en un solo Dios, por lo que fue víctima de la
envidia de sus enemigos quienes lo acusaron de “impío” y de “corruptor de la
juventud” y demandaron que fuese condenado a muerte.
No quiso pedir perdón, se
valió en su defensa de sus propias convicciones, principios e ideas, e
inclusive rechazó los medios que le ofrecían sus amigos para escaparse de la
prisión. Tomó su copa de veneno (“la cicuta”) y luego de dirigir a sus
discípulos un elocuente e histórico discurso sobre la inmortalidad del alma
murió serenamente convencido de haber pregonado una doctrina justa.
Su muerte ha sido
calificada históricamente como la de un mártir de la Filosofía.
[2]
De Laertes, Diógenes. Vida y doctrina de los grandes filósofos de
la antigüedad. Editorial Claridad, Buenos Aires, 1947.
[4] Jaeger, Werner. Paideia. Obra completa. Fondo de Cultura
Económica, México-Buenos Aires, 1962.