EL DOGMATISMO
Escribe: Eudoro
Terrones Negrete
Entre las principales
posiciones filosóficas sobre la posibilidad del conocimiento se encuentran el dogmatismo, el
escepticismo, el subjetivismo, el relativismo, el pragmatismo, el criticismo y
el realismo.
En este artículo
abordaremos el dogmatismo. En la filosofía griega, los escépticos que dudaban
de todo, llamaban dogmática a
cualquier afirmación de algo. En tiempos de la Edad Media el término filosofía dogmática designaba aquella
filosofía fundada por la autoridad religiosa que era aceptada sin examen, por
cuanto los Padres de la Iglesia enseñaban la doctrina cristiana en nombre de
Dios y de la Revelación. De aquí nace la interpretación por parte de la
mentalidad popular, con el correr del tiempo, para aludir al rigor del dogma de
la Iglesia que apela más a la fe que a la razón como criterio de verdad.
El dogmatismo
religioso afirma una serie de verdades innegables, indubitables, incontestables
e indiscutibles, por provenir de una autoridad suprema, autoridad que es
creador de todo lo que hay en el universo, creador del hombre, de las plantas,
de los animales, etc., autoridad conocida con el nombre de Dios. Las ideas
principales del Evangelio, de la Biblia, del Antiguo y del Nuevo Testamento, de
la Iglesia cristiana se aceptan pero no se discuten.
Pero no solamente existe
un dogmatismo de tipo religioso, también hay en las actitudes humanas, en las
afirmaciones de la ciencia (dogmatismo científico) cuando se afirma, por
ejemplo, que “el todo es mayor que la parte”, que “dos más dos son cuatro, no
menos de cuatro ni mayor de cuatro, etc., que por su evidencia se imponen
universalmente a la razón; así como también existe el dogmatismo político. Todo
esto lo exponemos sólo con fines referenciales al tema que nos ocupa, para
luego pasar a su significación con
respecto al conocimiento propiamente dicho.
Históricamente el
dogmatismo es la primera y la más antigua posición gnoseológica que surge en
oposición al escepticismo y que reviste las características siguientes:
a) Para el dogmatismo no existe el problema del conocimiento.
Afirma que es posible conocer, que el conocimiento es posible.
b) El dogmatismo no acepta discusión, duda ni ignorancia
respecto de la existencia de la certeza, pues “la certeza existe” y como tal no
puede ni debe ignorarse, negarse ni siquiera ponerse en duda sin incurrir en
manifiesta contradicción.
“En esta doctrina –
señala Antonio Márquez Muro[1] –
tenemos que aceptar los siguientes principios: Un sujeto con aptitud para
conocer, el objeto capaz de ser conocido, una relación posible entre ese sujeto
y ese objeto y la evidencia, supremo motivo de nuestra certeza. Admitimos como
verdades sin la demostración, porque la experiencia se encarga de dárnoslas a
conocer puesto que están contenidas en todo acto de percepción evidente.”
c) El dogmatismo sostiene que el mundo, la realidad, las
cosas o los objetos son tal como aparecen o como se presentan ante el sujeto.
El objeto se da al sujeto en forma directa, sin ninguna deformación, sin ningún
recorte ni agregado. El contacto entre sujeto y objeto es real, verídico o
cierto. El espíritu humano es capaz de conocer la realidad tal cual es. En
consecuencia, existe una real aprehensión del objeto por el sujeto.
d) Tendencia a afirmar sin recurrir a la discusión previa
del conocimiento, por cuanto parte de una certeza previa, al confiar excesiva e
ilimitadamente (en forma “ciega” o “cerrada”) en la RAZÓN como medio para
conocer, sin comprobación empírica.
e) El dogmático muestra su pretensión de estar en la verdad,
sin admitir crítica alguna, sin admitir el frío y riguroso análisis de la
razón, por cuanto tiene fe “ciega” en la razón, es decir, en lo que cree,
actitud que en la generalidad de los casos lo conduce a la intolerancia, al
fanatismo y al sectarismo.
f) Según el dogmatismo el saber humano carece de límites.
g) El dogmatismo niega valor de estricto conocimiento a la
aprehensión sensible al reconocer que los sentidos fallan y carecen, por tanto,
de confiabilidad absoluta.
h) “El dogmatismo es un procedimiento del pensar que opera
con conceptos y fórmulas invariables, sin tomar en consideración las
condiciones concretas de lugar y tiempo, o sea, haciendo caso omiso del
principio que afirma el carácter concreto de la verdad”[2]
A la doctrina
filosófica del dogmatismo algunos tratadistas lo ubican en los campos
prefilosófico y antidialéctico, considerándola asimismo como una posición que
es asumida por el hombre infantil, vulgar o inculto. A pesar de ello, esta
calificación no puede alcanzarles a sus máximos representantes, los filósofos
presocráticos, a Platón, Aristóteles, Descartes, Leibniz y Wolff.