Artículos periodísticos y de investigación

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31 de marzo de 2015


EL PRAGMATISMO

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


El pragmatismo es una de las principales posiciones filosóficas sobre la posibilidad del conocimiento.

El término pragmatismo deriva de la voz griega pragma y significa hecho, cosa, asunto, acción.

Empecemos dando lectura y reflexionando sobre los pensamientos que siguen:

Charles Sanders Peirce: “Toda la función del pensamiento es producir hábitos de acción” y “Lo que significa una cosa es simplemente los hábitos que envuelve”. “Consideremos qué efectos que puedan tener alcance práctico tiene el objeto que concebimos. Entonces, nuestra concepción de estos efectos es el total de nuestra concepción del objeto”.

Federico Nietzsche: “La verdad sólo sirve para designar aquella función de juicio que conserva la vida y sirve para la voluntad de poderío”.

John Dewey: “El pensamiento, es un instrumento de readaptación, es un órgano de ciertos modos de comportamiento, no de conocimiento del mundo”. La verdad es lo que proporciona “satisfacción”.

William James: “Es verdad toda idea que produce efectos beneficiosos en nuestra vida”. “Lo verdadero, para decirlo muy brevemente, es sólo aquello que conviene a nuestros intereses profundos, de la misma manera que lo justo no es más que lo conveniente en nuestro modo de comportarnos”.

Pues bien. El pragmatismo es el único sistema filosófico genuinamente norteamericano que surgió hacia 1872 en el “Club metafísico”, teniendo como fundador a Charles Sanders Peirce (1839-1914) y demás representantes: William James, John Dewey, F.C.S. Schiller, Jorge Simmel, E. le Roy, Laberthonniere, Giovani Papini, Federico Nietzsche y Hans Vaihinger.

El pragmatismo es una variante del relativismo que surge en oposición al racionalismo, cuando éste llegó a sostener que “una cosa es útil de enseñar porque es verdadera”.

Los partidarios del pragmatismo se llaman pragmatistas, en tanto coinciden en su manera de hacer depender la verdad de la utilidad en los órdenes científico, religioso y moral, dando significación solamente a las proposiciones o pensamientos que puedan tener sentido y aplicación en la vida humana.

Los pragmatistas sostienen que la verdad o la falsedad de una idea dependen más que nada de la mayor o menor relación que tengan con la realidad, con la utilidad práctica, con el aprovechamiento práctico que de ella resulta. La verdad pragmática, dicen, no tiene un valor absoluto sino relativo al hombre y variable con él, así la libertad, el bien, el deber, etc., son verdaderos en la proporción en que sean instrumentos efectivos para explicar la experiencia y realizar objetivos humanos o sean medios adecuados y viables para incitar al hombre a la acción frente a la vida y el destino. Así, al afirmar “el alcohol es un veneno” se está profiriendo un juicio verdadero porque pragmáticamente mueve a evitar el alcoholismo en las personas, y es útil para la salud. Interesa, entonces, a los pragmatistas las consecuencias prácticas, los resultados ventajosos, los servicios que presta una idea para comentar la conservación, el progreso y el desarrollo de la vida social. Lo verdadero es lo útil. Si el conocimiento es útil, el conocimiento es verdadero, con lo que los pragmatistas subordinan el pensamiento a la práctica. El criterio de verdad es el valor práctico, o la utilidad es el criterio del saber.

El pragmatismo resulta siendo, entonces, una posición positiva frente a la posibilidad del conocimiento. Considera al hombre no solamente como un ser pensante, sino ante todo y por sobre todas las cosas como un ser práctico a quien interesa en mucho y básicamente el valor efectivo de la verdad o del conocimiento como medio o instrumento del hombre para su acción ante el mundo, la vida, el destino y la sociedad. En este sentido lo verdadero, lo bueno, lo bello y lo santo no son sólo valores objetivos sino principios que traen consigo consecuencias prácticas para la acción del género humano. Al pragmatismo no le interesa las causas primeras, últimas o supremas, los principios absolutos y necesarios, se preocupa y se interesa principalmente de cosas, consecuencias, resultados y beneficios inmediatos en la lucha cotidiana y permanente del hombre por la existencia.


El pragmatismo niega la autonomía y peculiaridad del saber y sostiene el carácter práctico y relativo del conocimiento humano. Su esencia filosófica consiste en concebir la razón, el saber y el pensamiento en tanto sean útiles al hombre, a manera de medios o de instrumentos para la acción humana, en su mejor y más eficaz manera.
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