LA ACTITUD
CIENTÍFICA
Aunque
no existe una definición universalmente aceptada podemos decir que el término actitud se usa comúnmente para describir un sentimiento de agrado o desagrado o
una reacción emocional, favorable o desfavorable, positiva o negativa, de
simpatía o antipatía ante objetos, personas o ideas abstractas.
Una
actitud está integrada por los siguientes elementos: Las creencias, las
emociones y las conductas.
La
actitud científica es una predisposición consciente y deliberada de la mente
del investigador para dirigirla a la observación y el análisis de determinados
objetos, hechos, fenómenos o problemas con el objeto de descubrir su realidad,
lo que son en sí, su estructura, los principios y leyes que rigen sus
relaciones y los cambios en el tiempo y en el espacio.
La
actitud científica está orientada a descubrir el cómo de los objetos o hechos,
el por qué de su estructura, sus relaciones y cambios que experimenta en la
realidad natural y social.
El
concepto de actitud “fue introducido en las ciencias sociales por Thomas y
Znaniecki, hacia el año 1918, para designar un elemento de la conducta de un
individuo motivada por la reacción a favor o en contra de un estímulo
proveniente de su entorno que expresa una tendencia a obrar, un impulso o un
deseo. Este concepto llegó a tener tanta importancia, que incluso se sostuvo
que la tarea central de la psicología social es “el estudio científico de las
actitudes”, explica Ander-Egg.[1]
La
actitud científica es una disposición psicológica que predispone a los hombres
de ciencia o a los investigadores a actuar o a reaccionar a favor o en contra
de determinados problemas, fenómenos o hechos que ocurren durante el proceso de
sus investigaciones.
La
actitud científica define la relación positiva o negativa del hombre de ciencia
o del investigador con todo lo que tiene relevancia motivacional para ellos.
“El
hombre de ciencia –precisa Bertrand Russell- es el hombre que –no me refiero a
cada hombre de ciencia en particular, pues hay muchos de ellos que no son muy
científicos, sino al hombre de ciencia tal como debería ser- es cuidadoso,
cauteloso, minucioso, empírico en sus conclusiones, poco dispuesto a las
generalizaciones, que no acepta una doctrina sólo porque es buena, simétrica y
sintética, sino que la examinará en sus detalles y aplicaciones”[2]
La
actitud científica no es innata, es adquirida a través de un permanente proceso
de aprendizaje y desarrollo de actividades y de proyectos de investigación
durante un período de tiempo.
La
interacción con las personas significativas en el campo de la ciencia y la
tecnología es la base para la formación de actitudes científicas.
En
el campo de las ciencias ocurren actitudes hacia el estímulo, hacia el objeto y
hacia el proceso. Actitud hacia el estímulo, es aquella actitud en que el
observador, investigador u hombre de ciencia presta atención al estímulo como
objeto de investigación. Actitud hacia el objeto es aquella actitud en que el
observador, hombre de ciencia o investigador considera el estímulo como un
objeto de investigación o presta atención al estímulo más que a la experiencia.
Actitud hacia el proceso es la actitud en que el observador, hombre de ciencia
o investigador presta atención a los procesos (sensaciones-imágenes) suscitados
por el estímulo.
El
científico mantiene su actitud científica cuando en el desarrollo de sus
investigaciones demuestra su disposición de buscar y encontrar la verdad con perseverancia, entusiasmo, paciencia,
responsabilidad, serenidad, honestidad, amplitud de criterio, sentido social,
serenidad, espíritu de trabajo en equipo y objetividad, más allá de todo
interés de grupos de poder económico y político
Se entiende por actitud científica a la tendencia arraigada, a la
disposición de la conducta adquirida o aprendida, que tiene el hombre de
ciencia o el investigador a reaccionar en pro o en contra de algún hecho,
fenómeno, estímulo o problema científico, de posesionarse o actuar de cierta
manera con el fin de observarlo, analizarlo, describirlo, explicarlo, predecir,
aceptarlo o rechazarlo. La actitud científica es un proyecto de elección del
científico para abordar cierto tipo de situaciones, hechos o problemas
científicos, que permita efectuar elecciones de valor. Dicha disposición
incluye procesos cognitivos y afectivos. Para Karl Jaspers “Las actitudes son
disposiciones generales susceptibles, por lo menos en parte, de investigación
objetiva, como las formas trascendentales en el sentido kantiano. Son las
direcciones del sujeto y se sirven de un determinado enrejado de formas
trascendentales”.
La actitud científica se caracteriza por ser crítica, racional,
indagadora, curiosa e innovadora y que busca el “por qué” del hecho o fenómeno
acontecido en la realidad natural o social.
Dicha
disposición incluye procesos cognitivos y afectivos. Para Karl Jaspers “Las
actitudes son disposiciones generales susceptibles, por lo menos en parte, de
investigación objetiva, como las formas trascendentales en el sentido kantiano.
Son las direcciones del sujeto y se sirven de un determinado enrejado de formas
trascendentales”.
El
investigador comporta diferentes actitudes[3]:
actitud orientada hacia el estímulo, actitud orientada hacia el objeto y
actitud orientada hacia el proceso.
Actitud hacia el
estímulo:
Actitud en que el investigador presta atención al estímulo como objeto de
investigación.
Actitud hacia el
objeto: Actitud
en que el investigador considera el estimulo como un objeto o presta atención
al estímulo más que a la experiencia.
Actitud hacia el
proceso: Actitud
en que el investigador presta atención a los procesos (sensaciones-imágenes)
suscitados por el estímulo.
[1]
Ander-Egg, Ezequiel. Diccionario del Trabajo Social.
Editorial Hvmanitas. 10 edición corregida y aumentada, Buenos Aires,1988, p.3.
[2] Russell,
Bertrand. Diccionario del Hombre
Contemporáneo. Santiago Rueda – Editor, Buenos Aires, 1955, p.42.
[3]
Terrones Negrete, Eudoro. Diccionario de Investigación Científica.
A.F.A. Editores Importadores S.A., Lima, primera edición, 1998, p.11.