LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN UN MUNDO CAMBIANTE
La búsqueda del saber por el
saber, el ansia del espíritu humano de desentrañar el sentido verdadero del
universo, de las cosas, del hombre y de la vida, así como también el de
interpretarla, comprenderla, describirla y explicarla a la luz de la investigación científica es
competencia de la Filosofía de la Ciencia.
Según Aristóteles “Todo hombre
desea naturalmente saber”. Para Tomás de Aquino los hombres por la admiración
empezaron a filosofar: “La naturaleza ha depositado en cada hombre la necesidad
de saber la causa de aquello que ve; y precisamente por la admiración de lo que
veían, y cuyas causas les eran desconocidas los hombres empezaron a filosofar,
y finalmente descansaron al encontrar la causa de cuanto buscaban”.
La filosofía de una época está
conformada por el conjunto de conocimientos, -doxa u opinión y de epísteme o
ciencia como diría Platón.
En un principio la filosofía era
considerada como la madre de las ciencias.
Más tarde, de la filosofía se irán separando las diversas ciencias
particulares, por ejemplo, la Matemática, la Física, la Química, la Biología,
la Psicología, la Ontología, la Metafísica, la Axiología, la Lógica, la
Psicología, la Sociología, el Derecho y la Epistemología.
La filosofía de la ciencia recibe
diversas denominaciones: Epistemología, Teoría de la ciencia o doctrina de la
ciencia.
La filosofía de la ciencia es una
rama de la filosofía que estudia de manera sistemática el saber
científico, la naturaleza de la ciencia,
los métodos, las técnicas y procedimientos de investigación, obtención de
datos, comprobación y verificación, sus conceptos, preceptos y postulados, su
origen y evolución histórica, sus problemas, límites y posibilidades, sus
implicaciones respecto a alguna teoría general del universo. Así mismo estudia
el lugar de la ciencia en el esquema general de las disciplinas intelectuales,
de la estructura lógica de los sistemas simbólicos científicos y la
integración del conocimiento científico.
La filosofía de la ciencia es el
medio indispensable para dar unidad al saber, para que los distintos sectores
del conocimiento o ciencias particulares adquieran sentido profundo y
comprensión en la mente del ser humano.
Mosterín[1] explica que “La
filosofía de la ciencia no acepta todo lo que dicen los científicos, sino que
lo somete a examen crítico, a análisis conceptual, a evaluación metodológica.
De las muchas cosas que nos dicen los científicos, tratamos de determinar
cuáles son claras y cuáles oscuras, cuáles son fiables y están bien demostradas
matemáticamente o están bien comprobadas experimentalmente y cuáles son meras
especulaciones. Claro, no todo lo que afirman los científicos se puede tomar
como un dogma de fe. En todas las épocas, desde Newton hasta nuestros días, los
científicos han dicho muchas cosas que carecían de suficiente contrastación
empírica, han especulado más que los filósofos metafísicos; por lo tanto, yo
creo que la filosofía de la ciencia tiene que ayudar a separar el grano de la
paja y a ver lo que hay en la ciencia de verdaderamente claro y bien comprobado
experimentalmente y lo que hay de meras conjeturas especulativas. En este
sentido me parece que la filosofía de la ciencia puede hacer alguna
contribución al exactificar, como usted dice, la ciencia.”
La filosofía de la ciencia
explica el qué, el cómo, el por qué y el para qué de la ciencia en un mundo
cada vez más complejo, contradictorio, diverso y controvertible. Toda ciencia
tiene su propia filosofía, pero no toda filosofía tiene su ciencia.
La filosofía de la ciencia trata
de investigar y de explicar la teoría y la práctica de las ciencias, los
problemas generales del conocimiento humano y científico y las teorías
científicas.
“En
pocas palabras, lo que intenta la filosofía de la ciencia[2]
es explicar problemas tales como: la naturaleza y la obtención de las ideas
científicas (conceptos, hipótesis, modelos, teorías,
paradigma,
etc.); la relación de cada una de ellas con la realidad;
cómo la ciencia describe, explica, predice y contribuye al control de la
naturaleza (esto último en conjunto con la filosofía de la tecnología);
la formulación y uso del método científico;
los tipos de razonamiento utilizados para llegar a conclusiones; las
implicaciones de los diferentes métodos y modelos de ciencia”.
Más específico aún, Mosterín[3]
indica que “La filosofía de la ciencia trata de examinar las ciencias
matemáticas o formales, como la teoría de conjuntos o la de la probabilidad o
la topología, pero también trata de examinar las ciencias naturales, desde la
física teórica, la astronomía y la cosmología, hasta la biología molecular o la
teoría evolutiva; y desde la geología hasta la meteorología. Lo mismo ocurre
con las ciencias sociales. La filosofía de la ciencia trata de examinar la
estructura de las teorías económicas o de las teorías lingüísticas de todo
tipo, fonológicas, gramáticas generativas, así como también de la arqueología y
de la historia…”
Así mismo Mosterín[4]
conceptualiza la filosofía de la ciencia en sus dos significados: como
metaciencia y como metafísica científica: “Por filosofía de la ciencia se
entienden también dos cosas. Una, que es la que más se entiende: filosofía de
la ciencia como rama de la teoría del conocimiento que se ocupa de la ciencia.
A esto vamos a llamarle significado de la filosofía de la ciencia como
metaciencia. Otro significado, importante también, aunque menos frecuente, es
la filosofía de la ciencia en cierto modo como metafísica científica, como
construcción de una cosmovisión global del mundo, del universo y del puesto que
ocupa el ser humano en el universo, y es en este sentido que sería una especie
de metafísica, pero que se diferencia de la metafísica tradicional, la
metafísica tipo Hartmann o Heidegger, en que ésta es una metafísica construida
de espaldas a la ciencia o sobre un mundo que sus detractores dirían de
palabrería huera y sus amigos de palabrería profunda, pero, en definitiva, un
mundo de palabras y de conceptos, donde la idea se piensa a sí misma y sale
fuera de sí misma y el ser ahí se convierte en tal y cual, una visión del mundo
y de la vida humana que ignora los resultados que la ciencia produce”.
La filosofía de la ciencia es
desarrollada tanto por los filósofos interesados en la ciencia y los
científicos interesados en la filosofía, en una comunión de intereses,
objetivos y metas comunes que aseguren la vigencia, la profundización y el
avance de la filosofía y de la ciencia.
Entre los filósofos mostraron
especial interés por la filosofía de la ciencia cabe mencionar en un lugar
preferencial a Platón,
Aristóteles, Epicuro,
Arquímedes,
Boecio,
Alcuino,
Averroes,
Nicolás de Oresme,
Santo Tomas de Aquino,
Jean
Buridan, Leonardo
da Vinci, Raimundo
Lulio, Francis
Bacon, René
Descartes, John
Locke, David Hume,Auguste Comte, Ernst Mach, Emmanuel
Kant y John
Stuart Mill, Galileo
Galilei, Isaac
Newton y Albert
Einstein. También a Karl
R. Popper, Thomas
Kuhn, Paul
Feyerabend, Imre
Lakatos, Ilya
Prigogine,
entre otros.
La lógica, la metodología de la
investigación, la epistemología y la ética de la ciencia constituyen
actualmente las cuatro ramas importantes y trascendentes en el campo del saber
científico y son los pilares fundamentales de toda sociedad progresista.
El espíritu crítico, el afán de
investigación, el hábito de razonar y analizar, sólo adquieren cabal desarrollo
cuando se pone al hombre en contacto con los problemas y los nuevos hechos y
fenómenos sociales, políticos, económicos, educativos, culturales, éticos y
ecológicos. Y esta actitud filosófica es necesaria e imprescindible en un mundo
cuatro veces C (es decir, cambiante,
competitivo, contradictorio y complejo), como el que estamos
viviendo, con el fin de tener una explicación acerca del por qué y del para qué
del fenómeno y del proceso de la globalización.
La educación científica debe
jugar un papel preponderante para orientar a la sociedad global intensiva en
conocimientos hacia los transitables caminos de un desarrollo humano integral
(DHISS) sustentable y sostenible, con mejor calidad de vida del mayor número
posible de las personas y con el mayor respeto a sus derechos fundamentales y
el compromiso permanente de generar nuevos conocimientos científicos y
tecnológicos sobre su realidad y entorno para enfrentar con éxito los problemas
y retos del presente y del futuro.
Con las palabras de Bernal Campo[5]
diríamos que “Toda sociedad debe aprender los principios básicos del método
científico, es decir, aprender a formular preguntas, a observar, a analizar e
indagar, a desarrollar el hábito de la lectura, a reflexionar, a escribir, a
sintetizar y obtener conclusiones, y a actuar con consistencia. Por la carencia
de tales características, las actuales sociedades de los países en vías de
desarrollo no juegan un papel activo en el diseño de los paradigmas que
intentan explicar la vida social”.
Estamos profundamente convencidos
que la educación científica, la filosofía de la ciencia, la teoría de la
investigación científica y la ética de la ciencia son estrategias claves y
fundamentales para alcanzar el crecimiento, el desarrollo y el progreso de las
sociedades.
[1] Mosterín, Jesús. Filosofía y Ciencia. Un continuo. Fondo
Editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, Primera edición, Lima,
Perú, setiembre de 2011, p.27.
[2]
http://es.wikipedia.org/wiki/Filosof%c3%ada_de_la_ciencia
[3] Mosterín, Jesús. Op.cit. p.28.
[4] Ibídem, p.46.
[5]
Bernal Campo, Elías. Innovación y cultura de las organizaciones
en tres regiones de Colombia, Santafé de Bogotá, D.C.,
Colciencias/Corporación Calidad, 2000, p.XIV.