Artículos periodísticos y de investigación

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1 de marzo de 2015

LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN UN MUNDO CAMBIANTE

LA  FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN UN MUNDO CAMBIANTE

La búsqueda del saber por el saber, el ansia del espíritu humano de desentrañar el sentido verdadero del universo, de las cosas, del hombre y de la vida, así como también el de interpretarla, comprenderla, describirla y explicarla  a la luz de la investigación científica es competencia de la Filosofía de la Ciencia.

Según Aristóteles “Todo hombre desea naturalmente saber”. Para Tomás de Aquino los hombres por la admiración empezaron a filosofar: “La naturaleza ha depositado en cada hombre la necesidad de saber la causa de aquello que ve; y precisamente por la admiración de lo que veían, y cuyas causas les eran desconocidas los hombres empezaron a filosofar, y finalmente descansaron al encontrar la causa de cuanto buscaban”.

La filosofía de una época está conformada por el conjunto de conocimientos, -doxa u opinión y de epísteme o ciencia como diría Platón.

En un principio la filosofía era considerada como la madre de las ciencias. Más tarde, de la filosofía se irán separando las diversas ciencias particulares, por ejemplo, la Matemática, la Física, la Química, la Biología, la Psicología, la Ontología, la Metafísica, la Axiología, la Lógica, la Psicología, la Sociología, el Derecho y la Epistemología.

La filosofía de la ciencia recibe diversas denominaciones: Epistemología, Teoría de la ciencia o doctrina de la ciencia.

La filosofía de la ciencia es una rama de la filosofía que estudia de manera sistemática el saber científico,  la naturaleza de la ciencia, los métodos, las técnicas y procedimientos de investigación, obtención de datos, comprobación y verificación, sus conceptos, preceptos y postulados, su origen y evolución histórica, sus problemas, límites y posibilidades, sus implicaciones respecto a alguna teoría general del universo. Así mismo estudia el lugar de la ciencia en el esquema general de las disciplinas intelectuales, de la estructura lógica de los sistemas simbólicos científicos y la integración del conocimiento científico.

La filosofía de la ciencia es el medio indispensable para dar unidad al saber, para que los distintos sectores del conocimiento o ciencias particulares adquieran sentido profundo y comprensión en la mente del ser humano.

Mosterín[1] explica que “La filosofía de la ciencia no acepta todo lo que dicen los científicos, sino que lo somete a examen crítico, a análisis conceptual, a evaluación metodológica. De las muchas cosas que nos dicen los científicos, tratamos de determinar cuáles son claras y cuáles oscuras, cuáles son fiables y están bien demostradas matemáticamente o están bien comprobadas experimentalmente y cuáles son meras especulaciones. Claro, no todo lo que afirman los científicos se puede tomar como un dogma de fe. En todas las épocas, desde Newton hasta nuestros días, los científicos han dicho muchas cosas que carecían de suficiente contrastación empírica, han especulado más que los filósofos metafísicos; por lo tanto, yo creo que la filosofía de la ciencia tiene que ayudar a separar el grano de la paja y a ver lo que hay en la ciencia de verdaderamente claro y bien comprobado experimentalmente y lo que hay de meras conjeturas especulativas. En este sentido me parece que la filosofía de la ciencia puede hacer alguna contribución al exactificar, como usted dice, la ciencia.”

La filosofía de la ciencia explica el qué, el cómo, el por qué y el para qué de la ciencia en un mundo cada vez más complejo, contradictorio, diverso y controvertible. Toda ciencia tiene su propia filosofía, pero no toda filosofía tiene su ciencia.

La filosofía de la ciencia trata de investigar y de explicar la teoría y la práctica de las ciencias, los problemas generales del conocimiento humano y científico y las teorías científicas.

“En pocas palabras, lo que intenta la filosofía de la ciencia[2] es explicar problemas tales como: la naturaleza y la obtención de las ideas científicas (conceptos, hipótesis, modelos, teorías, paradigma, etc.); la relación de cada una de ellas con la realidad; cómo la ciencia describe, explica, predice y contribuye al control de la naturaleza (esto último en conjunto con la filosofía de la tecnología); la formulación y uso del método científico; los tipos de razonamiento utilizados para llegar a conclusiones; las implicaciones de los diferentes métodos y modelos de ciencia”.

Más específico aún, Mosterín[3] indica que “La filosofía de la ciencia trata de examinar las ciencias matemáticas o formales, como la teoría de conjuntos o la de la probabilidad o la topología, pero también trata de examinar las ciencias naturales, desde la física teórica, la astronomía y la cosmología, hasta la biología molecular o la teoría evolutiva; y desde la geología hasta la meteorología. Lo mismo ocurre con las ciencias sociales. La filosofía de la ciencia trata de examinar la estructura de las teorías económicas o de las teorías lingüísticas de todo tipo, fonológicas, gramáticas generativas, así como también de la arqueología y de la historia…”

Así mismo Mosterín[4] conceptualiza la filosofía de la ciencia en sus dos significados: como metaciencia y como metafísica científica: “Por filosofía de la ciencia se entienden también dos cosas. Una, que es la que más se entiende: filosofía de la ciencia como rama de la teoría del conocimiento que se ocupa de la ciencia. A esto vamos a llamarle significado de la filosofía de la ciencia como metaciencia. Otro significado, importante también, aunque menos frecuente, es la filosofía de la ciencia en cierto modo como metafísica científica, como construcción de una cosmovisión global del mundo, del universo y del puesto que ocupa el ser humano en el universo, y es en este sentido que sería una especie de metafísica, pero que se diferencia de la metafísica tradicional, la metafísica tipo Hartmann o Heidegger, en que ésta es una metafísica construida de espaldas a la ciencia o sobre un mundo que sus detractores dirían de palabrería huera y sus amigos de palabrería profunda, pero, en definitiva, un mundo de palabras y de conceptos, donde la idea se piensa a sí misma y sale fuera de sí misma y el ser ahí se convierte en tal y cual, una visión del mundo y de la vida humana que ignora los resultados que la ciencia produce”.

La filosofía de la ciencia es desarrollada tanto por los filósofos interesados en la ciencia y los científicos interesados en la filosofía, en una comunión de intereses, objetivos y metas comunes que aseguren la vigencia, la profundización y el avance de la filosofía y de la ciencia.
Entre los filósofos mostraron especial interés por la filosofía de la ciencia cabe mencionar en un lugar preferencial a  Platón, Aristóteles, Epicuro, Arquímedes, Boecio, Alcuino, Averroes, Nicolás de Oresme, Santo Tomas de Aquino, Jean Buridan, Leonardo da Vinci, Raimundo Lulio, Francis Bacon, René Descartes, John Locke, David Hume,Auguste Comte, Ernst  Mach, Emmanuel Kant y John Stuart Mill, Galileo Galilei, Isaac Newton y Albert Einstein. También a Karl R. Popper, Thomas Kuhn, Paul Feyerabend, Imre Lakatos, Ilya Prigogine, entre otros.

La lógica, la metodología de la investigación, la epistemología y la ética de la ciencia constituyen actualmente las cuatro ramas importantes y trascendentes en el campo del saber científico y son los pilares fundamentales de toda sociedad progresista.

El espíritu crítico, el afán de investigación, el hábito de razonar y analizar, sólo adquieren cabal desarrollo cuando se pone al hombre en contacto con los problemas y los nuevos hechos y fenómenos sociales, políticos, económicos, educativos, culturales, éticos y ecológicos. Y esta actitud filosófica es necesaria e imprescindible en un mundo cuatro veces C (es decir, cambiante, competitivo, contradictorio y complejo), como el que estamos viviendo, con el fin de tener una explicación acerca del por qué y del para qué del fenómeno y del proceso de la globalización.

La educación científica debe jugar un papel preponderante para orientar a la sociedad global intensiva en conocimientos hacia los transitables caminos de un desarrollo humano integral (DHISS) sustentable y sostenible, con mejor calidad de vida del mayor número posible de las personas y con el mayor respeto a sus derechos fundamentales y el compromiso permanente de generar nuevos conocimientos científicos y tecnológicos sobre su realidad y entorno para enfrentar con éxito los problemas y retos del presente y del futuro.

Con las palabras de Bernal Campo[5] diríamos que “Toda sociedad debe aprender los principios básicos del método científico, es decir, aprender a formular preguntas, a observar, a analizar e indagar, a desarrollar el hábito de la lectura, a reflexionar, a escribir, a sintetizar y obtener conclusiones, y a actuar con consistencia. Por la carencia de tales características, las actuales sociedades de los países en vías de desarrollo no juegan un papel activo en el diseño de los paradigmas que intentan explicar la vida social”.

Estamos profundamente convencidos que la educación científica, la filosofía de la ciencia, la teoría de la investigación científica y la ética de la ciencia son estrategias claves y fundamentales para alcanzar el crecimiento, el desarrollo y el progreso de las sociedades.



[1] Mosterín, Jesús. Filosofía y Ciencia. Un continuo. Fondo Editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, Primera edición, Lima, Perú, setiembre de 2011, p.27.
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Filosof%c3%ada_de_la_ciencia
[3] Mosterín, Jesús. Op.cit. p.28.
[4] Ibídem, p.46.
[5] Bernal Campo, Elías. Innovación y cultura de las organizaciones en tres regiones de Colombia, Santafé de Bogotá, D.C., Colciencias/Corporación Calidad, 2000, p.XIV.
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